La meditación mindfulness forma parte de lo que se denomina “meditaciones abiertas”, en el sentido de que no nos enfocamos en una sola cosa (la respiración, por ejemplo) al practicar. Cuando practicamos mindfulness, tratamos de desarrollar 2 elementos:
Flexibilidad en nuestra atención, para poder “ampliar” su campo (atender la respiración, el cuerpo, los sonidos, nuestras emociones, a las demás personas, etc.)
Ejercicio para mejorar tu respiración y lograr una mejor meditación
La respiración completa: consiste en respirar profundamente llenado de oxígeno la totalidad de los pulmones (sin forzar en ningún momento, suavemente). Para ello, es necesario realizar una inspiración y una expiración en tres fases, pero de manera continua, lentamente:
Inspiración: Debe realizarse de manera continuada, sin parar, lentamente, en un flujo de aire suave y fácil, hasta llenar los pulmones. No es que tengas que respirar tres veces, cada vez de una manera, sino que se trata de una sola inspiración que va llenando desde la parte más baja a la más alta de los pulmones. Se realiza en tres fases: Primero llenamos la parte más profunda de forma que la tripa sale hacia afuera empujada por el diafragma. Una vez que hemos hinchado la tripa, llenamos el tórax (la parte media del tronco). Y una vez llenado el tórax, llenamos la parte clavicular o superior (este es el tipo de respiración que hacemos habitualmente cuando no practicamos la respiración consciente).
Espiración: también se realiza en tres fases continuas, pero en sentido inverso. Es decir, primero liberamos el aire de la tripa, luego el del tórax y finalmente el de las clavículas.
Haz una secuencia de diez respiraciones profundas inhalando y liberando el aire del modo en que te hemos explicado
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